lunes, 5 de octubre de 2015

Qué hostia nos vamos a dar

Cuando leí la noticia de que la Academia Española de Cinematografía (o como se llame la institución de marras) había seleccionado una película rodada en vascuence como la candidata española a ser nominada al Oscar a la mejor película en lengua no inglesa, éste fue el pensamiento que cruzó por mi mente.
El segundo pensamiento fue que el hecho de que nos estampanemos a las primeras de cambio en este tema tampoco es que vaya a ser una novedad, precisamente. El cine español, salvo notables excepciones, no interesa especialmente al público español en general. Y como es dudoso que los susodichos académicos opten por elegir como candidatas Ocho apellidos vascos o Torrente – Operación Eurovegas –películas que, a tenor de la taquilla, que han interesado al público español-, año tras año se dedican a proponer películas que, en general, sólo les interesan a ellos… y así les va.
Vale que quizá Hollywood no sea el epítome del cine considerada como arte, pero es que hay que tener clara una cosa: el cine, o es arte, o es negocio. Hay que optar por una de las dos posibilidades… cosa que el gremio cinematográfico español, en general, no ha asumido: proclama que lo que ellos hacen es arte, y encima pretenden vivir de ello… a costa nuestra, y por duplicado (merced a las subvenciones y a través de las taquillas).
El tercer pensamiento (éste tardó un poco más) fue que, como está rodada en un idioma que ni san Pedro entiende, lo mismo allí en Jolibú no se dan cuenta de dónde viene y no sólo pasa el corte, sino que a lo mejor hasta le dan el premio y todo…
No, yo tampoco lo creo. Pero es una idea graciosa…
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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