domingo, 19 de agosto de 2012

Mercachifles

Que Al Gore, ex vicepresidente de Estados Unidos, excandidato a presidente y adalid de los calentólogos globales, es un individuo con más cara que barriga (y mira que es algo difícil) es algo que ya se sabía. Que sus seguidores son capaces de comulgar con ruedas de molino y tragarse que alguien que proclama luchar contra el calentamiento global (circunstancia que puede estar produciéndose… o no, y verse influida por la actividad humana… o no; pero ese no es el tema de esta entrada del blog) viaje en reactor privado, sea accionista de empresas contaminantes y viva en un casoplón que gasta en energía más que un barrio de alguna ciudad, también. Y que acabaría pasándose de listo era algo perfectamente previsible.
Y claro, tanto va el cántaro a la fuente que al fin se rompe. Con motivo de aparecer derretidos los globos de unas farolas en Oklahoma, la organización que dirige el señor Gore se ha apresurado a echarle la culpa al calentamiento global. Pero claro, han obviado un pequeño detalle: el material de esas farolas funde a más de cien grados (centígrados). Si se hubiera alcanzado semejante temperatura, no sólo las farolas se habrían derretido: también casi cualquier ser vivo que anduviera por la zona. Si es que…
A propósito: las farolas se fundieron por un incendio.
¡¡¡VIVA ESPAÑA!!!

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